Estimados lectores:
Bienvenidos a la primera edición de The Watch, una revista publicada por el Comando Norte de los EE. UU. que se centra en la defensa nacional. Esta primera edición explora el ambiente de amenaza en constante cambio —desde los preocupantes avances en las capacidades de misiles de los adversarios hasta las nuevas vulnerabilidades en el campo cibernético— y la forma como los socios trabajan en conjunto más que nunca para proteger sus naciones.
Las estrategias de defensa deben de evolucionar al igual que evoluciona la naturaleza física del planeta. La región ártica, por ejemplo —que una vez fuera una placa de hielo casi impenetrable con condiciones climatológicas peligrosas— se vuelve cada vez más accesible conforme se reducen los casquetes polares. El derretimiento del hielo pone al descubierto depósitos de petróleo, gas y minerales a ser extraídos, abre rutas marítimas, induce la competencia entre países y fomenta la militarización de una región que antes había sido ignorada.
Estos desafíos de defensa en constante evolución los enfrentan con frecuencia los socios que trabajan de forma conjunta. Noruega, por ejemplo, en enero del 2017 decidió permitir el despliegue de los Infantes de Marina de los EE. UU. dentro de sus fronteras por vez primera desde que Noruega se unió a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1949. Los países, al mismo tiempo que se adiestran juntos para llevar a cabo operaciones de clima frío, demuestran la fuerza de la alianza de la OTAN. Noruega y sus vecinos dedicaron esfuerzos el año pasado para reafirmar su compromiso con la Alianza y aumentaron el gasto de defensa ante la agresión rusa en Crimea y el este de Ucrania.
Sin embargo, cuando se trata de la guerra en el siglo XXI, no todas las batallas se libran con tanques, aeronaves o buques. Algunas batallas se ganan en el espacio, en tanto que otras se libran en la Internet. En esta edición vamos a explorar dos de los programas del Pentágono de los EE. UU. que implican tecnología de punta. Uno es un simulacro con la exitosa destrucción de un misil balístico intercontinental de largo alcance, o ICBM por sus siglas en inglés. Innovadoras fuerzas terrestres destruyeron en el espacio el ICBM simulado y nunca permitieron que entrara a la atmósfera o amenazara el territorio de los EE. UU. En otro programa, el Pentágono pagó recompensas a los llamados hackers de sombrero blanco para descubrir cientos de vulnerabilidades en los sistemas informáticos del gobierno para reforzar las defensas cibernéticas.
Al establecer alianzas sólidas y permanecer un paso adelante de la tecnología disruptiva, los Estados Unidos, sus socios y aliados colaboran diariamente en la defensa de sus países. Esperamos que esta edición de The Watch le resulte informativa e interesante.
Cordialmente,
REDACCIÓN THE WATCH